“¿Hay algo más peligroso que un cristiano teórico, un cristianismo al que solo le preocupa dar su asentimiento a proposiciones, que defiende la fe y el discipulado, quizá, pero solo con el intelecto? ¿Cuán a menudo no ha conducido eso al antinomianismo? ¿Cuán frecuentemente no ha llevado a la esterilidad, la sequedad, la frialdad y la dureza en la vida y en el ministerio?
Pero, recuerda, es igualmente erróneo implicar solo el corazón: y, ¡oh, cuántos hay que son culpables de esto! No les preocupa la Verdad; no la quieren. Hay muchos cristianos en nuestras iglesias hoy día que no quieren ser enseñados. Ponen objeciones a la enseñanza y solo desean ser entretenidos. Desean esas cosas y critican a los pastores que intentan enseñarles. Insisten en que quieren algo que proceda del corazón, y dicen que no quieren que les molesten con la doctrina: requiere demasiado esfuerzo por su parte. No quieren leer libros sólidos, sino solo fragmentos y resúmenes. No creen en el estudio de la Palabra de Dios”.
Así se expresaba el Dr. Lloyd Jones en 1968. Desde entonces, la situación no solo sigue igual sino que ha empeorado más aún. La fe teórica y la fe emocional han reemplazado al verdadero cristianismo en muchas iglesias. Es hora de recuperar el equilibrio, y los buenos libros son una buena herramienta para ello.
Querido lector, ¿has alcanzado tú el equilibrio?
D. Cánovas, Selecciones Literarias. Derechos Reservados ©2010





