Conocer a Dios el Creador es el deber más importante de la vida. Sin este conocimiento, la vida carece de sentido, valor e importancia.

Si el hombre ha de conocer el fin principal de su existencia, lo que es la vida en su plenitud y cuán maravillosa es, tiene que conocer personal y salvíficamente a Dios mediante su Hijo el Señor Jesucristo.

Saber cómo es Dios, como otro escribió: “Es fundamental para conocer su persona; y conocerle es la esencia de la vida cristiana. El apóstol Juan escribió: ‘Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado’ (Juan 17:3). Cuando la mayoría de la gente oye el término ‘vida eterna’ piensan en una vida que dura para siempre. Sin embargo, la Escritura afirma que más que eso se trata de una calidad especial de vida para aquel que conoce a Dios.

Jeremías 9:23-24 declara: ‘No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra’.

¿En qué se deleita el Señor? No en nuestra jactancia de la sabiduría mundana, ni en la habilidad humana, ni en las riquezas materiales. Él se deleita en que le conozcamos.

Como Sinclair Ferguson dice: ‘¿De qué nos jactamos usted y yo? ¿Qué tema de conversación sacamos más a menudo y qué cosas llenan nuestro corazón? ¿Consideramos que el hecho de conocer a Dios es el tesoro más grande del mundo y nuestro mayor privilegio? Si no es así, somos pigmeos en el mundo espiritual. Hemos vendido nuestra primogenitura por un miserable potaje, y nuestra verdadera experiencia cristiana es superficial e inadecuada y está trágicamente fuera de foco'»¹.

No debemos vender nuestra primogenitura, antes bien, debemos buscar con ansias el verdadero conocimiento de Dios, especialmente como se revela en su Palabra infalible, la Biblia. Allí Dios revela con exactitud todo lo que nosotros necesitamos conocer sobre Él y su voluntad. (P.A.E.G.)

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Recomendamos los siguientes libros:

Nuestro extraordinario Dios –  Dr. John MacArthur
La existencia y los atributos de Dios –  Daniel Chamberlin

Nota: ^{1 Nuestro extraordinario Dios – Dr. John MacArthur}